La OMS describe la salud
como el completo estado de bienestar físico, psíquico, y social y no solamente
como la ausencia de enfermedades.
Los determinantes de este
bienestar son las condiciones favorables de la vida (casa, trabajo, educación y
participación) y la satisfacción de las necesidades básicas (alimento,
seguridad, efecto)
Según Horwitz la salud y la
enfermedad son variaciones del mismo proceso de relación entre el sujeto y el
medio, proceso que está determinado por su capacidad de adaptación.
El hombre vive inmerso en un
cosmos del que recibe su influencia constantemente y la vida es la constante
adaptación a esas influencias exteriores, sino hubiera adaptación no habría
vida posible. Para estar sano hay que poder adaptarse. El ser humano que tiene
la capacidad de adaptarse a las circunstancias de su existencia se mantiene
sano, el que no la posee, se enferma.
Por otro parte, el fisiólogo
y médico Hans Selye definió al stress
por primera vez como: “respuesta inespecífica del organismo a cualquier
demanda” que se desarrolla en tres fases:
1.- Alarma.
2.- Resistencia.
3.- Agotamiento.
Cada ser humano vive
situaciones de stress de acuerdo con su
constitución y de acuerdo a la intensidad de la acción ejercida sobre él, por
los agentes hostiles y por lo tanto, se puede afirmar que todos estamos en una
de estas tres fases, pero ¿puede existir un individuo que no esté en
stress? Por supuesto que sí, una persona
que se encuentre en perfecto equilibrio interior y por consiguiente responda
adecuadamente a su exterior, está sana de alma y cuerpo. La persona que no está
sana del alma jamás tendrá la capacidad para conducirse correctamente el mundo
exterior, salvo en las situaciones en que los agentes hostiles a la vida
superen la capacidad de respuesta normal del ser humano.